Hacer deporte durante el embarazo es un tema que puede ser bastante delicado, en la medida que existe cierta discusión entre los que lo consideran adecuado y los que están en contra de ello. La gestación podría ser considerada como un ejercicio en sí misma, y actualmente, cada vez van surgiendo más y más tipos de entrenamiento, ya que muchas mujeres embarazadas prefieren no alterar significativamente su rutina de ejercicios como consecuencia del embarazo.

Descubre si la natación puede ser una buena opción para hacer ejercicio en el caso de que estés embarazada.

¿La natación es adecuada para embarazadas?

Mientras que muchos tipos de ejercicios se consideran normalmente demasiado agresivos y, por tanto, no recomendables para la mujer durante su embarazo, la natación, por el contrario, presenta unas características que la hacen especial. La natación, normalmente considerada un deporte de baja intensidad, otorga a las embarazadas una posibilidad de hacer ejercicio de forma segura, en la medida que el agua soporta parte del peso, disminuyendo así la carga que deben soportar la columna vertebral y las extremidades. Así, el doctor Steve Lebder, ganador del Premio de Ginecología y Obstetricia, declaró que “la natación es buena para las embarazadas. Es más, hacer ejercicio es bueno durante el embarazo”.


¿Se debe adaptar la natación si estás embarazada?

No hace falta hacer grandes modificaciones para acomodar la natación a la tripa de la embarazada o para aumentar su seguridad. De hecho, las precauciones que deben tomarse al nadar no son diferentes a las que hay que tomar para hacer ejercicio en general. Lo recomendable es mantenerse bien hidratado y asegurarse de que nuestro corazón se mantiene dentro de un ritmo de 120 a 140 pulsaciones.

Ninguna modalidad de natación es más segura que otra; sin embargo, es recomendable que las embarazadas no hagan buceo. A veces escuchamos que durante el embarazo se deben evitar las piscinas con cloro. Sin embargo, de acuerdo con el Doctor Lebder, “el cloro es un gran desinfectante. No hay nada malo en que las mujeres embarazadas naden en una piscina con cloro”. Además, la natación durante el embarazo otorga a la madre una sensación de bienestar, aliviando también las náuseas que suelen sufrir durante las mañanas.



¿Debo reducir la intensidad si era nadadora de alto nivel?

Kristi Lee, una mujer de 36 años  de Idaho, dio a luz a su hija, Nadège, hace diecinueve meses. Kristi es una nadadora muy buena, miembro de la USMS (United States Masters Swimming). Kristi practicó natación a lo largo de todo su embarazo y, de hecho, compitió en la competición nacional de USMS en 2011 mientras estaba embarazada, nadando 50, 100, 200, 500 y 1650 yardas en estilo libre y 100 en estilo mariposa; incluso ganó la medalla de plata nadando 1500 metros en estilo libre en el grupo de personas de 30-34 años.

La rutina de Kisti no cambió de forma significativa una vez descubrió que estaba embarazada. Nadaba 6 días a la semana, si bien es cierto que la última fase de su embarazo fue más desafiante. Su capacidad pulmonar para entonces disminuyó, pero lo arregló ajustando los patrones de respiración.

Kristi, una verdadera atleta, no se perdió ninguno de sus entrenamientos, ni siquiera el día en el que finalmente dio a luz a su hija. Nadège nació con una semana de retraso, pero con un peso y altura totalmente sanos: 4 kilos y 54 cm de largo. A Kristi le dieron el visto bueno para volver al agua 3 semanas después de haber dado a luz. De hecho, volvió a nadar en la USMS nueve semanas después del parto. Kristi alegó que nadar le ayudó a mantenerse sana; según ella “odiaba estar embarazada, pero el estar en el agua era el único momento en el que me sentía como yo misma”.



Natasha Bertschi y Jane Dwyer, de Australia, compitieron recientemente en un triatlón, estando embarazadas de 34 y 29 semanas respectivamente. No es el primer embarazo para ninguna de las dos y, para Natasha, que tiene 33 años, lo que de verdad le lleva a nadar mientras está embarazada es su deseo por intentar dar a luz de forma natural, después de haber sufrido previamente un parto de emergencia con cesárea. A Natasha el hacer ejercicio de forma regular la ha ayudado tremendamente durante su embarazo, especialmente para controlar su peso.

Durante su primer trimestre, nadar era suponía mucho esfuerzo, ya que no podía aguantar más de 30 minutos. “Tan pronto como entraba en el agua, dejaba de sentir náuseas y volvía a sentirme como un ser humano, aunque fuese durante la media hora que podía aguantar”. Después de las 16 semanas Natasha se sentía bastante mejor, llegando a notar un aumento de energía, y actualmente nada cinco días a la semana. Además, Natasha no solo practica la natación sino que también monta en bicicleta de 5 a 8 km tres o cinco veces a la semana.

Débora Diegas, de São Paulo, estuvo embarazada de su primer hijo a los 35 años. Débora, involucrada en concursos de belleza y habiendo competido en Miss Brasil, utilizaba la natación y el CrossFit durante su embarazo como medio para mantenerse en forma y sentirse sana. Aunque nunca antes había practicado con frecuencia la natación, Débora utilizaba el agua como un medio para hacer ejercicio porque sentía que era algo seguro y confortable. Como todas las mujeres que hemos mencionado anteriormente, Débora sintió el poder del agua. Ella se sentía a gusto, fuerte y sin náuseas. Además, la natación creó para ellas momentos de calma y de paz para el feto que se estaba desarrollando en su interior. Débora dio a luz a un niño muy sano, Cauá, quien ahora mismo tiene un año. Si bien es cierto que después del parto Débora no ha seguido nadando con frecuencia, sí que ha empezado a competir en el ámbito del CrossFit.


Por lo tanto, existe un consenso entre todas las personas que rodean a estas mujeres: todos las consideran una inspiración, verdaderos modelos a seguir y madres responsables. Sus embarazos resultaron en hijos totalmente sanos mientras que el agua no solo les ayudó a mantenerse sanas, sino también a evitar los más temidos efectos secundarios del embarazo: el cansancio, las náuseas cada mañana y los molestos kilos de más.

Conclusión

Por tanto, queda claro que hacer ejercicio es totalmente recomendable durante el embarazo, y que la natación es una excelente opción. Para ello, sin embargo, debes tener en cuenta las siguientes precauciones:
  • Mantente hidratada mientras haces ejercicio.
  • Nada en la modalidad que quieras, pues ninguna es menos segura que otra.
  • No bucees en la piscina.
  • No excedas las 140 pulsaciones por minuto mientras haces ejercicio.
  • Y lo más importante de todo: ¡disfruta la experiencia!

Fuente:  Entrenamiento.